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Introduccion

Este post es un resumen del punto primero: ”El problema de la demarcación” del capítulo cuarto del libro Filosofía de la Ciencia de Antonio Diéguez Lucena.

El problema de la demarcación es la cuestión de qué debe considerarse como científico y qué no. Es imposible dar una definición rigurosa y permanente de lo que es la ciencia pero se hace necesario distinguir las ciencias de las pseudociencias o disciplinas que pretenden pasar por científicas sin serlo realmente, como la homeopatía, la parapsicología, el psicoanálisis, el creacionismo, etc.

El término “ciencia” designa tanto una actividad humana como su producto: el conocimiento científico. Tradicionalmente, la Filosofía de la Ciencia se ha ocupado de este último pero en la actualidad está en auge el estudio de la ciencia como actividad.

La característica principal del conocimiento científico es la de su obtención mediante un método propio que garantiza su objetividad, permite el consenso de la comunidad científica que posibilita un rápido progreso en los conocimientos. Esta objetividad se consigue por medio de la supresión o neutralización del punto de vista individual. Debe existir la posibilidad de que otro investigador cualificado sea capaz de reproducir los resultados alcanzados por un científico cualquiera. La ciencia es una tarea intersubjetiva y el conocimiento científico debe ser comunicable y público.

Los filósofos han abandonado la pretensión de señalar un conjunto de reglas o de estrategias identificables como el “método científico”. Tradicionalmente, las propuestas más comunes han sido variantes del método inductivo o del hipotético-práctico. Pero ya no suena descabellada la negación que hizo Feyerabend de la existencia de un método científico único (su “todo sirve”). Los científicos emplean métodos diversos pero ninguno de ellos es de aplicación universal.

La ciencia es una empresa múltiple y heterogénea. Cada disciplina constituye un modo distinto de hacer ciencia, adaptando a sus propias necesidades las características generales de la ciencia. Ya no hay ciencia sino ciencias.

Desde la filosofía se han propuesto varios criterios de demarcación entre ciencia y no ciencia, rasgos diferenciadores del conocimiento científico que lo hicieran distinguible de otros productos culturales y, en concreto, de otras formas pretendidas o no de conocimiento. Estos criterios son: la verificabilidad, la confirmabilidad, la falsabilidad y la progresividad de los programas de investigación.

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